Científicos demuestran el papel clave de la elafina contra la reacción inflamatoria típica de la enfermedad celíaca (intolerancia al gluten) y patentan una estrategia para aportarla en el intestino a través de un probiótico.
La enfermedad celíaca es una patología autoinmune cada vez más frecuente que se produce en individuos genéticamente predispuestos a la intolerancia al gluten, proteína del trigo y otros cereales presente en productos de panadería, galletas, pastas, bebidas malteadas y otros alimentos en cuya lista de ingredientes se incluya harina o almidón de estos cereales. Las personas afectadas no son capaces de producir las enzimas necesarias para degradar el gluten durante la digestión. Esta digestión anormal es la causante de la sintomatología celíaca lo que puede conducir a la destrucción de la barrera del intestino, esencial para la absorción de nutrientes. La prevalencia de esta enfermedad se estima entre 1/500 y 1/300 y su sintomatología incluye dolor crónico abdominal, diarrea, calambres... y predispone a ciertos tipos de cáncer (intestino delgado, linfoma).
Los científicos del Instituto Nacional Francés de Investigación Agronómica (INRA) y el Instituto Nacional Francés de Salud e Investigación Médica (INSERM), en colaboración con la Universidad McMaster (Canadá) y la École Polytechnique Fédérale de Zurich (Suiza) han demostrado que la elafina, una proteína con propiedades anti-inflamatorias, es menos abundante en los pacientes con enfermedad celíaca que en las personas sanas. Identificaron que la elafina es capaz de prevenir la destrucción de la barrera del intestino durante la inflamación y de reducir la toxicidad del gluten en las personas celiacas al interactuar con las enzimas responsables de la descomposición anormal de gluten (transglutaminasa - 2).
Estas observaciones llevaron a los científicos a proponer una forma de hacer llegar la elafina a pacientes celíacos utilizando una bacteria que suele estar presente en los alimentos (Lactococcus lactis), la cual modificaron con el fin de expresar la elafina. La utilización de esta cepa, desarrollada por los mismos equipos del INRA y el INSERM, permite una producción específica y local de elafina.
En el estudio, los científicos administraron esta bacteria a ratones intolerantes al gluten demostrando que la elafina que aporta el probiótico disminuye significativamente la reacción inflamatoria. Los primeros resultados preclínicos abren camino a nuevas investigaciones de terapias para la enfermedad inflamatoria intestinal.
La estrategia fue publicada el pasado mes de abril en el American Journal of Gastroenterology y presentada para su patente por INRA en mayo de 2013, y sus perspectivas prometedoras podrían permitir el tratamiento de la celiaquía y la intolerancia al gluten en general, enfermedad para la que actualmente no existe un tratamiento curativo y la única solución es una dieta libre de gluten de por vida. El siguiente paso consistirá en la definición de los mecanismos subyacentes a los efectos positivos de la elafina en la enfermedad celíaca, así como la identificación de bacterias que producen naturalmente las proteínas con propiedades anti-inflamatorias similares a elafina.