LA CRISIS REDUCE LAS AYUDAS I+D+i Y MUCHAS EMPRESAS CUESTIONAN LOS ESFUERZOS QUE SUPONE LA SOLICITUD DE LAS MISMAS Y SI REALMENTE HACEN LA I+D+i AL NIVEL REQUERIDO EN LAS EVALUACIONES. DESDE INNGENIOUS QUEREMOS DARTE 10 CONSEJOS PARA QUE SEPAS ENFOCAR CORRECTAMENTE TUS PROYECTOS DE I+D+i A LA HORA DE SOLICITAR AYUDAS PÚBLICAS.
Todos hemos escuchado en estos últimos meses la necesidad de que las empresas apuesten aún más por la I+D+i como vía para desarrollar nuevas líneas de negocio que las permitan mejorar su posicionamiento y generar la competitividad necesaria para operar en el mercado exterior. De hecho, un informe recientemente publicado por la CEOE, indica que el 72% de las empresas que han realizado I+D+i en ejercicios anteriores (los últimos 10 años) está afrontando mejor la crisis. Por este motivo, el estímulo y apoyo a la I+D empresarial forman parte desde hace tiempo de todas las políticas públicas, otorgando un papel fundamental a la I+D+i como precursor del crecimiento económico.
Sin embargo, como consecuencia de la crisis, se han reducido los presupuestos privados y públicos para la I+D+i, recortes que sin duda han afectado igualmente a las políticas de innovación en el seno de las empresas. En ese sentido, son muchas las que se han visto obligadas a reducir el personal de sus plantillas dedicadas a estas actividades o las que, a la hora de solicitar ayudas públicas que sirvan de apoyo para sufragar el coste de dichas actividades, no han conseguido dicha financiación, bien por exigencias financieras (garantías, avales, etc) difícilmente asumibles o por evaluación técnica negativa.
Es por ello que no pocas empresas, convencidas de que realizan actividades de I+D+i, al recibir informes técnicos negativos en el proceso de solicitud de una ayuda pública, se cuestionan si su propuesta es realmente innovadora o el origen de dicha denegación es un criterio de requisitos mínimo más elevado consecuencia de los recortes en I+D+i, sin plantearse que muchas veces simplemente se debe a una mala explicación de las actividades realizadas y la innovación que supone en las memorias técnicas. Aunque realmente existe ese descenso en los fondos públicos disponibles para ayudas en I+D+i, es cierto que se arrastra todavía la manera de hacer de cuando había para todo. Además, la reducción de personal en plantilla dedicado a elaborar una buena documentación y la aparición de cientos de nuevas pequeñas consultoras o entidades que vienen del ámbito financiero sin ninguna experiencia previa en I+D+i, hacen que cada día lleguen a las entidades de financiación memorias con una escasa explicación de la secuencia de actividades a realizar o sin justificación alguna de la innovación, o peor aún, donde los expertos o técnicos evaluadores ni siquiera consiguen saber qué es lo que quiere hacer la empresa. Además, muchas de las entidades públicas que financian I+D+i o incluso las certificadoras para deducción fiscal contratan para la evaluación de los proyectos a investigadores expertos en áreas temáticas concretas, muy conocedores de su ámbito de actividad a nivel científico pero a los que el lenguaje financiero, y a veces también la realidad de las empresas, los costes de su innovación o las necesidades de ese sector, les es ajeno en muchas ocasiones. Todo ello provoca discrepancias en la forma de entender la necesidad e interés de los proyectos, que suelen terminar perjudicando el resultado de la evaluación y la confianza en las empresas en los procedimientos de calificación de solicitudes de ayudas públicas.
¿Qué debe contener entonces una memoria técnica para que un evaluador pueda valorar positivamente la innovación que está realizando la empresa? Una pregunta que nos hacen continuamente los gestores que quieren presentar por primera vez un proyecto. Aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte:
1. DEBE HABER PROYECTO.
Lo primero a tener en cuenta es, sin duda, que debe existir un proyecto. La escasez de ayudas públicas para inversiones y la poca disponibilidad de los bancos para conceder crédito, ha animado a muchas empresas a solicitar ayudas para I+D+i en proyectos donde tales actividades no existían. Además, a la hora de solicitar este tipo de incentivos, debe conocerse si realmente las actividades de nuestro proyecto coinciden con las definiciones de I+D+i incluidas en la normativa por la que se rige la línea de ayudas o convocatoria (normalmente basadas en el Marco Comunitario) o las definiciones del Real Decreto Legislativo 4/2004 en caso de deducción fiscal por I+D+i.
2. ORDENAR LAS IDEAS.
El evaluador debe ver que realmente existe un plan de trabajo, con una secuencia lógica. El proyecto debe transmitir orden y claridad de ideas o difícilmente será apoyado con financiación pública o privada. No sirve solo con tener un proyecto innovador que va a romper el mercado, hay que saber explicarlo al lector, quien puede ser totalmente desconocedor de ese tema concreto.
3. EXPLICAR EL ANTES, EL DURANTE Y EL DESPUÉS.
No es bueno entrar de lleno a contar el proyecto. Hay que realizar una explicación de los antecedentes que llevan a la empresa a realizar dicho proyecto, por qué quiere realizar esa inversión de tiempo y dinero. También es muy importante detallar lo que se espera conseguir si se alcanza el objetivo del proyecto, es decir, si se quiere patentar, licenciar la tecnología, vender en mercados exteriores o simplemente ampliar la cartera de productos de la empresa.
4. LAS ACTIVIDADES, LO QUE REALMENTE HARÁ LA EMPRESA.
Debe existir una secuencia de actividades encaminadas a conseguir un fin (objetivo del proyecto). Las actividades deben estar bien explicadas, con una serie de subactividades y/o tareas a realizar que realmente permitan que el proyecto pueda llevar a la empresa a conseguir dicho fin y ordenadas cronológicamente (soportadas en un diagrama de Gantt, Pert, etc), explicando en cada apartado la metodología a utilizar.
5. ENFOQUE CIENTÍFICO ADAPTADO A LAS NECESIDADES DE LA EMPRESA.
Aunque no es necesario disponer de un laboratorio ni siquiera de un Departamento específico de I+D+i propio para hacer un proyecto de I+D+i y que nos concedan una ayuda pública, sí es necesario que el evaluador vea calidad en el proyecto. Debe estar explicado en un lenguaje técnico, utilizando terminología propia del sector de actividad en el que se encuadre y con tareas, ensayos, pruebas, etc. que permitan obtener los resultados esperados.
6. COSTES ASOCIADOS.
Todas las tareas explicadas, ensayos, etc. suponen unos gastos para la empresa en personal, materiales, amortización de equipo, subcontrataciones, etc que deben ser adecuados, proporcionales y coincidentes en el tiempo con dichas tareas. Un proyecto interesante y bien explicado puede ser mal evaluado porque el presupuesto esté excesivamente inflado o no sea acorde con dichas tareas. Además en la mayoría de los casos, después lo que se ha solicitado hay que justificarlo con facturas, comprobantes de pago, etc.
7. CON NOMBRES Y APELLIDOS.
Otro de los apartados importantes a tener en cuenta en el proyecto, es el personal participante. Tanto si es personal propio como subcontratado, debe tener en todo caso un perfil técnico. Debe hacerse referencia a su titulación y experiencia previa y siempre adjuntar al menos el currículum vitae del director del proyecto como anexo. No te olvides de explicar qué hará cada integrante en el proyecto, las responsabilidades que asumirán.
8. NO HAY AYUDA SIN INNOVACIÓN.
Hasta aquí todo más o menos fácil, basta con tener un guión y buena pluma. Pero la mayoría de las convocatorias son concurrencia competitiva (se la llevan los mejores proyectos) o si no, debes demostrar que existe una innovación objetiva (y no vale decir que la empresa no lo hacía antes) para convencer al evaluador con argumentos. Se debe realizar una búsqueda en publicaciones científicas, revistas técnicas, bases de datos de patentes, etc. para justificar la innovación de dicho proyecto y justificar en la memoria lo que ya se ha hecho y el avance que supondrá lo que se va a realizar ahora.
9. LA IMPORTANCIA DEL IMPACTO.
Pero por muy bien explicado y muy innovador que sea el proyecto, si no va a tener impacto, la empresa no obtendrá un retorno. El evaluador sabe que si no va a haber retorno, el proyecto se quedará en un cajón y habrá sido dinero mal invertido, por lo que no se evaluará positivamente. Hay que demostrar con datos y números que los resultados del proyecto supondrán a la empresa una ventaja competitiva frente a la competencia.
10. MIRANDO AL EXTERIOR.
Y como estamos en un mercado global y en nuestro país además las cosas no están fáciles, de nada sirve hacer un proyecto si no estamos pensando exportar el resultado del mismo. Es por ello que la memoria debe incluir un análisis de mercado a nivel internacional y como nuestro proyecto nos permitirá acceder a dichos mercados. Además de las actuales lineas de ayuda disponibles, las más interesantes son para proyectos donde existe colaboración con otras empresas o entidades extranjeras (H2020, Eureka, Iberoeka, Eurostar, etc) o con una marcada proyección internacional (Instrumento PYME, Innternacionaliza, etc)
¡¡MUCHA SUERTE!!
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